Cuando una palabra cambia tu vida

La historia tiende a repetirse, así como los errores. A veces creemos haber avanzado, cuando en realidad no nos damos cuenta que el paisaje que recorremos es el mismo, en su monotonía, en sus vistas, en sus piedras. A veces queremos creer que lo que vemos y escuchamos no es como lo vemos o escuchamos. ¿Para qué sirve mentirse a uno mismo? ¿Para qué tratar de forzar algo que nunca fue, que nunca ocurrió?

Crecer y seguir adelante es la medida. Es la forma. Es la manera en que aprendí a fortalecerme.

Atrás quedan todos aquellos momentos, personas o lugares que ya no tienen relación conmigo. Sea quien sea. Sea lo que sea. Las ataduras tan solo son una expresión de nuestra mente. Sin relación con lo que nos rodea. Pero a veces, la mente es más fuerte que todo lo que creemos ser.

Hoy aprendí. Tan solo una frase. LA frase. Sí, con mayúsculas. Podría haber sido cualquiera, pero resultó ser esa. Una frase que puede resultar una nimiedad para cualquiera. Una mera burla para otro. Lamentablemente, de nimiedades está construido el mundo. De detalles. Pequeños e infames.

Detalles. Siempre detalles.

Una y otra vez.