Vehemencia

Siempre había estado orgulloso de su mente.
De aquella que le permitía aprender y aprehender de manera rápida.
De aceptar los cambios.
De pensar con vehemencia.

Pero claro, cuando llegaban los días de oscuridad, también era aquello que más odiaba.

Pensaba en volarse o curarse.
Incluso pensó en drogarse.
Intentaba en maneras de desviar su atención mental.

Lo último nunca funcionó.
Lo segundo no pasó de un pensamiento.
Lo primero jamás lo intentó.

Prefería sufrir en silencio y hundirse en el dolor.
Prefería eso a sentir que huía de los problemas.

Y al final lo único que quedaba era la tortura de una mente que trabajaba sin descanso.
Y que había aprendido a pensar con vehemencia.

Cambios Esenciales

La mirada estaba fija al frente.

Las palabras, sonidos y ruidos, llegaban a sus oídos, pero daba la impresión de no escucharlas.

"Ensimismado" habría comentado cualquier persona que lo hubiera visto.


Miraba, sí. Pero tenía la sensación de no estar viendo nada. Sus sentidos estaban totalmente apuntados a si mismo, a su mente, a su cuerpo, a todo él, pero a nada en particular.

Podía sentir el viento en su cuerpo, como algo distante. Podía sentir los olores de aquel lugar, como una ligera insinuación. Lo único que sabía que no podía controlar, ni siquiera ligeramente, era su vista. No es que no estuviera viendo nada. Pero era de manera extraña.

Sentado en aquel parque, a piernas cruzadas, espalda recta y brazos apoyados en las rodillas, no podía ver lo que ocurría al frente suyo, a pesar de poder sentir el pasto, el viento, los olores o los sonidos. Lo que sí podía ver, era a si mismo sentado en el pasto. Casi como si estuviera viéndose frente a frente.

Cuando decidió ver a su alrededor, vislumbró el mundo de manera distinta, como si la realidad fuera aún más real. Había algo distinto. Sabía que él era parte de esa diferencia. También sabía que no era aquello lo que la hacía ver distinta.

No sabía cuanto tiempo llevaba así (era difícil saberlo, cuando tú atención se preocupa de entender lo que te rodea...), pero no era algo que le preocupara. Tampoco sabía como hacerlo para volver a aquel envoltorio que usualmente llamaba cuerpo.

Decidió regresar.


El mundo volvió a verse normal.

Sentía el cuerpo algo adormilado, es cierto, pero había una ligera sensación de satisfacción en él.

Tampoco era lo único que había cambiado.