Mensaje

No llores, muchacha,

que tus lágrimas no las merece nadie,
porque son lamentos de dolor,
y nadie nunca debería sacarte lágrimas así.

No llores por nadie,
porque eres valiosa y quien a tu altura este,
no te sacará llantos de pesar,
solo de felicidad.

Alégrate, por un día más de disfrutar la vida.
Alégrate por todos aquellos que están a tu lado
                                                                    y te estiman y protegen
Alégrate por tener una familia que te cuide, y se preocupe de ti,
a pesar de todas las discusiones que siempre puedan haber.

Alégrate, porque tu sonrisa ilumina el alma,
                                                             porque tu sonrisa ilumina la vida misma.
Alégrate, porque eres diva para construir odas.
Alégrate, porque inspiras canciones, cantares y poemas.
Alégrate, porque eres primavera en el oscuro invierno de la vida...

Alégrate, porque adelante seguirán
tus objetivos, tus deseos y sueños.
Mientras te atrevas a perseguirlos y anhelarlos.
Mientras no pierdas de vista tu meta.

Pero principalmente alégrate, porque las vueltas
te llevarán a lugares que nunca soñaste, que no imaginaste.
Y crecerás más bella, más sabia.
Para iluminar la vida de todos aquellos que contigo estarán.

Y serás feliz.
Por el mero hecho de serlo.
Y serás feliz, porque lo mereces.
Una y mil veces, una y mil veces.




pd: hace tiempo que no encontraba una razón que me inspirara a escribir. Me alegro que fueras ese motivo, esa chispa, esa necesidad. Y lo siento.

Miedos

Una vez más, mi mente no para de pensar. De dar vueltas por ideas que desearía no tener.

Te veo lejos, distante y duele. Y sé que la culpa es en parte mía. Y eso duele aún más.

Pero también te veo, y no dejo de sonreír al observar tus ojos, tus labios, tu sonrisa y cada mínimo detalle de tu rostro.

Muero de ganas de gritarte cuanto te deseo, cuanto te necesito, cuanto te extraño. Cuanto añoro los días en que podía escucharte seguido en que un "quiero hablarte" siempre terminaba en una llamada y no solo en un frío "buenas noches".

Y duele. Duele sentir que quizás me estoy equivocando en seguir insistiendo. Que quizás todo lo que estoy intentando preparar para ti, solo será un gasto inútil. Que cada sueño y esperanza que he puesto en el futuro, mientras intento lo que esta en mis manos ahora, en especial enfrentarme a mi mismo y mis propios temores, quedarán en un recuerdo, en una vana ilusión.

Te miro. Y veo todo lo que siempre vi. Una mujer hermosa. Una persona maravillosa. A quien veo como la mujer de mi vida. Como la madre de mis hijos, como mi compañera de vida, como mi pilar y motivo de alegrías. Y observo muchas cosas que no fueron sanas antes, que ahora no estan y todo eso me hace soñar con que las cosas podrían resultar.

Pero esa distancia persiste. Y no veo como romperla. Y mientras menos veo como reducirla, más errores siento que cometo. Porque el miedo sigue ahí. Porque al final, soy humano. Y por más que quiera enfrentar y superar todos mis temores, no puedo ser fuerte todo el tiempo. No todo el tiempo.

Beso

Me veo en ese primer día, mirándote a los ojos, con el corazón a mil, pensando en que hacia meses que necesitaba poder estrecharte a mi cuerpo, en poder verte, en poder sentir tu aroma, en poder sentirte todo lo real que soñabamos. No solo una voz por medios digitales. No solo un capricho del momento.

Me veo estirando mi brazo y tomarte de la cintura y acercarte a mi. Apegarte a mi. Tu mirada de sorpresa, tu rostro sonrojado, tus gestos de nerviosismo. Absorto con tus labios y solo necesitando sentir el tacto de ellos con los mios. Te beso. Te beso con sutileza, con necesidad, con ansiedad contenida. Con el deseo de no soltar tus labios, de no olvidarlos nunca, de que queden marcados a fuego en mi recuerdo. Te beso con el hambre de quien no ha comido en semanas. Te beso con la urgencia de quien necesitó tu compañia en meses, sin tenerla. Te beso, con la pasión de quien solo soñó con tu compañía, para descubrir que hasta los sueños más impensados podían hacerse realidad.

Me veo apagando, otra vez, la alarma. Con una lágrima solitaria recorriendo el rostro. Con el recuerdo de un sueño que se perdió en el camino.