Beso

Me veo en ese primer día, mirándote a los ojos, con el corazón a mil, pensando en que hacia meses que necesitaba poder estrecharte a mi cuerpo, en poder verte, en poder sentir tu aroma, en poder sentirte todo lo real que soñabamos. No solo una voz por medios digitales. No solo un capricho del momento.

Me veo estirando mi brazo y tomarte de la cintura y acercarte a mi. Apegarte a mi. Tu mirada de sorpresa, tu rostro sonrojado, tus gestos de nerviosismo. Absorto con tus labios y solo necesitando sentir el tacto de ellos con los mios. Te beso. Te beso con sutileza, con necesidad, con ansiedad contenida. Con el deseo de no soltar tus labios, de no olvidarlos nunca, de que queden marcados a fuego en mi recuerdo. Te beso con el hambre de quien no ha comido en semanas. Te beso con la urgencia de quien necesitó tu compañia en meses, sin tenerla. Te beso, con la pasión de quien solo soñó con tu compañía, para descubrir que hasta los sueños más impensados podían hacerse realidad.

Me veo apagando, otra vez, la alarma. Con una lágrima solitaria recorriendo el rostro. Con el recuerdo de un sueño que se perdió en el camino.