Definiciones

Era un que-se-yo que le producía un no-se-que. Esas eran las palabras precisas para el momento. Mientras la miradas se cruzaban y el cariño y el deseo los carcomía.
Un profundo que-se-yo que los hacía perder la noción del tiempo y del mundo que los rodeaba. Un no-se-que que les llenaba el rostro de sonrisas infantiles y soñadoras.
Un que-se-yo y un no-se-que, que juntos, solo podían traducirse como amor.

Felices Noventa y dos

¿Cuanto tiempo ha pasado?
Hace dos días era una fecha importante. 

Había una fuerza en aquel cuerpo desfallecido que era increíble. No podría haber dicho que era. ¿Terquedad, acaso? ¿Deseo de vivir? ¿o aquellas últimas palabras que no pudiste pronunciar?

Tengo un sabor amargo de muchas cosas estos días. Aquella última visión. El recuerdo de una voz que no volverá, de unos abrazos firmes. De manos arrugadas que no podrán afirmar de nuevo el filtro del mate. De esos ojos observadores que más de una vez, mientras guardabas silencio, decían infinidad de cosas.

No es tristeza. No.

Simplemente la sensación de que me faltó hacer algo.

Al menos estoy feliz de que pudieras despedirte de la persona que más querías. Al menos de las que quedaban acá.

Maldita melancolía que me trae a la memoria infinidad de cosas.

Al menos sé que todo el dolor de este último tiempo acabo. Afortunadamente, hay recuerdos que no se olvidarán.

Y por cierto.

Felices noventa y dos.