Humedad

Cerró los ojos una vez más, como tantas veces lo había hecho en sus largos 50 años de vida. En ese momento, los recuerdos se agolparon en su cabeza. Recuerdos de todo tipo. Se le vino a la memoria sus inocentes juegos de niñez y los no tan inocentes de juventud. Sus amores imposibles, aquellos improbables y los eternos. Recordó a sus hijos y sus risas infantiles, sus preguntas constantes o sus graves problemas de niños pequeños.

En ese momento, sintió que la humedad comenzó a recorrer su rostro, sin siquiera molestarse en preguntar si podían aparecer. No. Así no funcionaba el asunto.

Leave a Reply