Una hermosa mujer

Era la mujer más hermosa que hombre alguno hubiera conocido. 
No por su figura, ni por sus curvas,
por el tamaño de su busto o el ancho de sus caderas.
Había algo que tan solo su sonrisa expresaba,
que su mirada mostraba, que sus palabras construían.

Y no era para menos, el saber que esa mujer,
además de todo, era madre.
Mal que mal, la verdadera belleza
se mide en consecuencia, en actos y responsabilidades.
Y por todo eso, ella era la mejor.


Texto dedicado a Mari

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