Texto 34 (La Beleza)

Sonidos de silencio...

El teatro estaba repleto, y el ambiente delataba ansiedad, expectación. De pronto, una muchacha, de no más de 20 años, aparecio desde un costado del escenario y fue directo a un piano que había en frente. La joven no era muy alta, quizas un metro y sesenta, poco más o menos, de tez blanca, pelo castaño oscuro, esbelta y hermosa. Lamentablemente, sus ojos no los pude apreciar, debido a la distancia que me separaba del escenario.

Apenas entró, los aplausos no dejaban de sonar, y ese estrepito la acompaño hasta q ue se instaló frente del piano que estaba reluciente debido al brillo de las luces y una excelente limpieza, que hasta se podría decir, fue excesiva.

Ahora el silencio era aterrador, ni una mosca se movia en aquel lugar, y se podria hacer escuchado el sonido que produce un alfiler al llegar al suelo.

El director comenzó a mover sus manos con movimientos sutiles, que reflejaban una profunda emoción; 1, 2, 3, 4 y vuelta a empezar, e instantaneamente, la orquesta empezó a interpretar los primeros movimientos de aquella hermosa sinfonía. La joven, que respondia al nombre de... , estaba totalmente absorta en el esplendido sonido que inundaba aquella sala, absolutamente quieta, tenía sus manos sobre sus faldas, con la cabeza gacha y, aparentemente, con los ojos cerrados.

Justo en aquel momento levantó sus manos, las posó sobre las teclas del piano, respiró profundamente levantando tanto su cabeza como su pecho, y comenzó a tocar.

Núnca antes había escuchado a alguien que tocara con tanto sentimiento y tampoco he vuelto a escuchar una interpretación tan maravillosa como la de aquella ocasión; solo el hecho de recordarlo ahora, me produce la misma extraña sensación de ese momento. Sus dedos volaban sobre el piano, cual aves sobre el gigantesco éter, era tal mi emoción que lo único que hice fue cerrar los ojos y dejarme llevar por la musica, el ritmo, los compases...; a ratos, abria los ojos y veia sus agiles dedos flotando sobre el piano, e imaginaba bellos lugares y comenze a gestar lo que ahora son estas palabras, logicamente, de otra forma que no fue la definitiva. En ese momento, todo parecia ser solo entre ella, el piano, su música y yo, todas las personas habían desaparecido y lo único que escuchaba era el hermoso sonido de aquel piano.

Cuando terminó, una estampida de aplausos se dejaron sentir, aun más que en el principio, cuando entro... Me di cuenta que toda la gente se econtraba de pie, y yo, no se como, tambien; ella se habia levantado y en ese momento estaba haciendo una reverencia al público y despues de eso, indico al director con ambas manos, el cual le devolvio aquella muestra de cordialidadm aplaudiendole tambien. Despues de eso se retiraron, y yo me devolvi pensativo a casa. Aquella noche me costo mucho conciliar el sueño, pensando en la sonfonía interpretada por..., pero finalmente me termine por dormir, no sin antes contarle de ello a mi mejor amigo y confidente, Miguel.

2004?

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