Texto 38

Alegrias temporales... transformandose en felicidades duraderas...

Un suave mirar, tan solo un suave mirar; tu gracil figura que me atrae de manera insospechada, tu delicado cabello cayendo sobre un lado de tu cabeza, dejando al descubierto un hermoso cuello de tersa piel, tu estrecha cintura, tus amplias caderas, tu diminuta mano, tus ojos de miel.

Cuantas veces desde la distancia te observé, deseando el día en que poder acercarme a ti pudiera, envuelto en un aura de recato y temor subyacente.

Otras tantas veces, imaginé como nos conoceriamos, pero como siempre ocurre, no acerté y sucedio de manera totalmente inimaginable para mi limitada mente.

Ahora que a tu lado sentado estoy, observo de reojo tu rostro, tratando de descubrir tus pensamientos, intentando desenmascarar más cosas de las que tus labios osan mencionar y no puedo dejar de observar aquel bello semblante que posees y cada vez más anonadado ante tu perfección, me alejo pensando en como puede existir ser tan hermoso en un mundo lleno de mortales atributos.

30 de Abril de 2006

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