Bajo la Luz de la Luna

Tantas son las cosas q nunca quedan claras...

Un oscuro y sombrío sendero era lo único que marcaba el camino de regreso a casa, el lugar estaba envuelto en una atmósfera de tristeza y de soledad, y, desde hacia rato, los animales nocturnos se dejaban sentir, por aquí y por allá.

Todos sabían la distancia que los separaba con respecto al hogar mas nadie parecía acordarse de eso, más bien parecían preocupados por otras cosas, quizás por sus padres, algunos; otros quizás por sus amigos, etcétera, pero ninguno lo sabia bien.

De pronto, en el arbóreo techo del sendero, se dejo ver,¿o fue sentir?, la luna, quizás roja, quizás negra, quizás más blanca que el mismo negro, quizás más azul que el rojo, no lo recuerdo; recuerdo si, que cuando dirigí mi vista hacia mis compañeros solo vi a uno,¿o fueron dos?,¿o ninguno?, todo resulta ambiguo al recordarlo, solo la coherencia de mis incoherentes pensamientos, me permitió darme cuenta de que estaba en una completa soledad, con compañía de mis amigos, a los cuales no veía (¿o si?), pero que si sentía(¿o no?).

Comencé a caminar por el sendero acompañado de la más absoluta soledad, y de mis compañeros, creo, en dirección a la casa,¿ o fue en sentido contrario?. Por mi parte, solo pude pensar en ella, en mi soledad acompañada, creo.

Al llegar a una bifurcación del camino pude darme cuenta de la grandeza del lugar, a pesar de su pequeñez, esta acompañada soledad, la luna de indefinido color, mis amigos invisiblemente visibles, mis presentimientos imposibles de sentir, y un lugar de imaginaria realidad.

Extraño resulta tratar de explicar lo que por su corazón pasaba, una multitud de sentimientos hechos uno solo se mezclaban de manera tan perfecta que no se podían diferenciar uno de otro. Sentimientos tan contrarios como la pena y la alegría, le hacían compañía en ese momento y le parecía tan grata esta mezcla de sentimientos que no se preocupo de identificarlos, cosa que por lo demás le hubiera sido imposible.

De pronto una extraña pregunta se le presento en su cerebro, una pregunta a la cual nunca hubiera creído su existencia.

-¿Quién soy yo?

-Eres –se respondía- alguien o algo creado a partir de otro alguien o algo, sin forma, solo como una estela fugaz. De pronto estoy aquí como allá, quizás físicamente, o tal vez como un reflejo de mi, nunca algo cierto, como una sombra creada en el día que en las oscuras noches desaparece. Soy como un grano de arena perdido en la infinidad del mar, vulnerable como una hoja levantada por el viento.

-¿Y puedo ser feliz?

-¿Qué es la felicidad?

-Eh..., no lo se.

-Pues si tú no lo sabes, menos lo sabré yo.

El imparable tiempo se detuvo. Abrí los ojos, soledad, los cerré y los volví a abrir, oscuridad, no se podía definir nada, en algunos momentos las cosas dejaban de ser cosas y todo se mezclaba en un torbellino de imágenes, de sonidos, de colores, etcétera, pero en ese momento logre divisar algo que se encontraba tranquilo, muy tranquilo, y corrí hacia allá, o por lo menos eso creo, o quiero recordar. Cuando logre llegar allí, dirigí mi vista hacia donde había estado, y algo inesperado, algo que nunca me hubiera imaginado, logre ver. Me había escapado de mi propio corazón.