Komfucion

Nada que agregar ¬¬

"Un extraño zumbido se dejaba sentir desde hacía rato, pero no lograba identificar qué era. La luna, en la distancia, acariciaba dulcemente el frondoso follaje de las flores, mientras los pequeños mamíferos revoloteaban cantando alegremente. Amanecía y el pueblo de Eastnord comenzaba a despertarse...", ¿qué opinas?, encuentro que es un buen inicio para el capítulo, pero no sé como continuarlo- le dije a mi canino amigo, Shadow-. ¡Cómo me gustaria que pudieras responderme!- un ladrido-, gracias, pero no es suficiente. ¿Quieres comer?- otro ladrido- ¡bien!, espérame aquí.

Shadow obedeció y se sentó, mientras jadeaba y movía la cola. Era un labrador negro y, aunque suene extraño, nunca fue entrenado.

- Aqui tienes.

Sonó el teléfono, y me extrañe, hace ya meses que no lo escuchaba, y me pregunté quién podría ser.

- ¿Aló?

- ...

- De acuerdo. ¿Cuándo?

- ...

- Bueno. Nos vemos.

Y segí comiendo despues que mi sirviente, Valron, colgó el auricular. Valron era de la altura promedio de su especie, tenía pelo negro, tez morena y ojos café, de espaldas anchas, robusto, pero a la vez ágil. Siempre me preguntaba si podía pensar.

- Tengo que salir, Shadow. Espérame, que vuelvo pronto.

Salío, y a través de la ventana, ví como se dirigía calle abajo, resguardándose de la lluvia. Era de noche, quizás más tarde, no sé, es difícil adaptarse al horario humano, en especial cuando se es de otra especie. El tiempo pasaba, y mi sirviente no llegaba. Presentí algo, y decidí ir a buscarlo.

Despúes de salir, me dirigí a la plaza, donde me encontraría con Rodian. Era extraño, o por lo menos así lo sentía, hace mucho que no lo veía y había, incluso, escuchado rumores de que lo habían matado, pero a pesar de eso, iba a hablar con él, pero..., ¿por qué?, nunca lo llegué a averiguar.

Cada vez me parecía que el camino se hacía más largo. EL cielo negro (era de noche), y lluvioso, era un triste espectáculo. En ese momento, se me cruzó un gato negro, y comenzé a recordar todos los momentos que había vivido desde que tengo memoria. ¿El motivo?, lo desconozco, pero no lo tomé en cuenta y seguí caminando.

Doblé la esquina, y seguí corriendo, estaba cansado, pero tenía que seguir. Al llegar al parque, dejé de sentir el rastro, una mezcla de olores se hizo presente con gran fuerza, lo que me impidió continuar buscando a mi sirviente inmediatamente.

¿Por qué se demoraba tanto?. Por eso dejaron de juntarse con él. Hace ya un rato que debería haber llegado y todavía no lo hacía. ¿Qué dem...?

- ¿Cómo estás, Valron?

Por fin llegó, pense.

- Bien, ¿y tú?, ¿Qué has hecho?, hace mucho que nadie sabe algo de tí - ¿por qué será?, me pregunté.

- Soportando el verano, pero afortunadamente terminó- sonriendo.

- ¿Para que llamaste?

- Sígueme, por favor- fue lo único que respondió, y comezó a caminar.

Lo seguí mientrás se dirigía en dirección al puerto.

Uno, dos, tres, cuatro, ..., los pasos se hacían infinitos, y comencé a elaborar millones de fórmulas en la cabeza. De vez en cuando me aseguraba que me siguiera. Las fórmulas reventaban mi cabeza, ¿de dónde salían?; ¡siempre la duda!, nos acercábamos al lugar, y todo se veía diferente, las grúas, el muelle, todo lo veía diferente.

Me había equivocado. Es difícil seguir a alguien por vez primera, así que me devolví, y comencé a buscar el rastro de nuevo, y encontré un olor muy parecido al de mi sirviente, así que lo seguí. El camino llevaba a otra plaza.

¿A dónde ibamos?, ¿de qué quería hablar?, ¿qué me iba a mostrar?, miles de preguntas acosaban mi cerebro, mas a ninguna le encontraba respuesta y no quería importunar a Rodian, que parecía pensativo, con mis comentarios. Es algo importante, atiné a pensar. De pronto pasó volando un pequeño pajarito, y me quedé mirándolo, hasta que se posó en un árbol, me extrañé, era el primero que veía desde hacía mucho tiempo. No sé que habrá pasado en ese momento, pero una extraña sensación de soledad me inundó en ese instante, y nada ni nadie estaba conmigo. Me sobresalté.

- Despierta Valron, ¿qué te pasó?, ¿por qué te caíste?

- Descuida, no fue nada, ya estoy bien.

- De acuerdo, continuemos.

Nos levantamos y seguimos. ¿qué fue lo que le pasó?, era la primera vez que veía que se desmayaba, y me asusté, ¿estará enfermo?

- Llegamos- dijo Rodian abriendo la puerta de un pequeño almacén de los tantos que habían en el puerto- espérame aquí, ya regreso- y salío por otra puerta.

Algo extraño tenía el almacén, algo altaba. Comencé a pensar que era; uno, dos, tres, seis, diez, ..., los minutos pasaban lentamente y Rodian no llegaba, ¿le hbrá sucedido algo?, me preguntaba; me levanté, y fui hacia donde él había entrado. Abŕ la puerta, y entré. Estaba oscuro, así que comencé a tantear la pared en busca del interruptor. Mientras lo buscaba, empecé a llamarlo, pero nadie contestó. Cuando encontre el interruptor y prendí la luz, dirigí mi vista hacía el interior de la habitación. El estaba ahí...

Donde está, donde está, donde está, donde está; no podía sacarme la pregunta de la cabeza, mientras seguía buscando el rastro de mi sirviente; de pronto, un olor familiar se dejó sentir, y comencé a seguirlo (estaba en la plaza), el olor se dirigía hacía el puerto.

No lo podía creer, ¿por qué lo hizo?, nunca había revelado sus intenciones desde que lo conocía, pero siempre realizaba cosas cuerdas, ¿por uqé tuvo que hacerlo?

Salí, ¿qué podía hacer allí a éstas alturas?. Llamé un taxi (la calle se encontraba a pocos metros), y subí en él.

- A las afueras de la ciudad, por favor.

- Que extraño se ve el paisaje- comencé a pensar- después de estar cerca de la muerte. ¿qué podía haberlo llevado a hacerlo que hizo?, estres, depresión, locura, amor; el cuerpo se mueve, derecha a izquierda, lentamente, hasta detenerse, y con la misma lentitud se devuelve, izquierda a derecha, repitiéndose sucesivamente, su boca tapada, ¿habrá sufrido mucho?, ¿para qué me llamó?, ¿de qué me habría querido hablar?, ¿me quería inculpar de su muerte?, ¿qué será de su familia?. Creo que tenía dos hijos..., ¡que hermoso perro...!, una esposa..., uno dos tres; ¿de donde salieron esos números?. Tengo que avisarle a su esposa, pero... ¿cuál es su teléfono?, y ahora que lo pienso, ¿cómo me llamó si nunca le dí mi número de teléfono a álguien que él conociera?, ¿dónde vivía?. Cuatro, cinco, seis, ¡de nuevo los números!. Diáblos, ¿qué hacer?, ¿por dónde empezar?

- LLegamos señor.

- Gracias- le dije, casi sin pensar.

Le pagué, y me bajé. Hace póco más de un año que no caminaba por aquí. La última vez lo hice con ella, cuando todavía estaba con vida. Conversabamos, a veces de nosotros, de la naturaleza, del clima, de la vida, de la muerte, de música, de péliculas; hasta que hace poco más de un año...

Cuando llegué, me dirigí a un pequeño almacén, y entré. Un cuerpo colgado del techo, que no pertenecía a mi sirviente, giraba lentamente de uno a otro lago. Salí, y comencé a buscar su rastro de nuevo, dándome cuenta que se habpía ido en una de esas cosas que corren muy rapído, así que su paradero me era desconocido, y decidí iniciar mi búsqueda en la ciudad.

Su nombre era Anitne. Tenía unos cuatro años menos que yo, de pelo castaño, ojos café y tez blanca. De mediana estatura y una contextura proporcional a ésta; era amable , tierna y sincera. De voz suave, y ojos que emanaban bondad.

- La había conocido de casualidad al faltar mesas en el "Jazz Club"- comencé a recordar-. Nos veíamos poco al principio, pero a pesar de eso, no pasó un año y ya me había dado cuenta qme atraía. Al año siguiente le dije, pero nunca me respondio, y tampoco intenté preguntarle. En aquellos momentos veníamos todas las semanas a caminar a las afueras de la ciudad, pero, hace poco más de un año, ella tuvo un grave accidente automovilístico y quedó muy herida. Estuvo dos semanas luchando por su vida, mientras yo intentaba de todo para salvarla, pero fue inútil. Después de esas estresantes dos semanas, expiró. Pasé casi dos meses al borde de la locura, y gran cantidad de veces a punto de quitarme la vida, pero lo pude sobrellevar misteriosamente. En ese momento, fue la última vez que camine por aquí, quizás para no olvidarla, quiźas para honrarla, no sé, nunca lo pensé. Después de eso comencé a escribir, tal como ella quería que lo hiciera.

El lugar era como un bosque, a orillas de la carretera, con un pequeño sendero en medio de este. La oscuridad de la noche, le daba un aspecto sinisetro al lugar.

Seguía buscando por las calles, las casas, los parques, las plazas y el puerto, mas no lo encontraba; faltaba poco para que amaneciera, y volví a casa. Él no estaba, así que continué buscándolo en otro sector de la ciudad, pero siempre la búsqueda resultaba infructosa, aunqe no perdía la esperanza. Había ya recorrido el barrio residencial, el centro, el barrio industrial, y solo faltaban las afueras. Decidí ir para allá.

Ya no podía hacer nada. Dos veces tuve la oportunidad de evitar la muerte de alguien, y en ninguna de las dos lo pude hacer, ¡cómo podía la vida darme tan duros golpes?. Lo mejor será ir a casa, pensé.

El camíno era largo, aunque afortunadamente, excento de peligros. Después de casi media hora de lenta caminata, comenzaron a verse las primeras casa de la ciudad y sólo bastó otra media hora más, para encontrarme a las puertas de mi casa, después de una agotadora, además de lamentable, noche.

Decidí llamar a la señora de Rodian.

- ¿Aló?- respondió después de un rato una mujer con voz un tanto adormilada.

- Buenas noches, perdone que la moleste a estas horas- era increíble que no hubiera cambiado de teléfono después de casi 10 años sin vernos-, ¿es usted la esposa de Rodian?

- ¿Pasó algo?

- Lamentablemente, sí..., su marido se acaba de suicidar.

- ¡N, n, n, no.. no puede ser...!

- Así es, su cuerpo se encuentra en un almacén del puerto. Adiós.

Y colgué. Después dí aviso a la policía, y relate todo lo que había pasado. ¡Qué extraños sentimientos recorrian mi pecho!. REalmente me sentía sólo, nadie nunca me había entendido, e incluso Shadow se había ido. Ya nada tenía sentido.

Fui a la despensa, y comencé a buscar el frasco de ese líquido que había querido ocupar hace poco más de un año. Cuando lo encontré, me dirigí a la cocina...

Corre, corre, corre, corre, más ra-pi-do, debe estar en casa haciendo alguna locura, como antes...

Busqué un vaso, vacié el contenido del frasco en éste, y me dirigí a mi habitación...

Amaneció. Shadow corría desesperadamente hacia la casa, creía que su presentimiento no era sin motivo, y no se equivocaba.

Cuando llegué a ella, me senté a los pies de mi cama, me bebí el líquido rápidamente, lanzé el vaso, y me dejé caer en ésta. hoy, pensé, todo será diferente.

Y llegué a casa. La puerta se encontraba totalmente abierta. Entré, y comencé a revisar la casa. Cuando por fin llegué a la habitación de mi sirviente, sentí un fuerte olor a almendras, y encontré a alguien tendido en la cama, me acerqué, y traté de verlo, la cama y el cuerpo del extraño, se encontraban cubiertos de vómito. Traté de verle la cara, pero me era imposible desde aquí, asi que me subí y me dí cuenta de que era él. Parecía que estuviera durmiendo, por lo que salí. Ese día vagué por toda la ciudad sin saber qué hacer, el hambre me corroía desde el día anterior. Al volver a casa, ya de noche, mi sirviente seguía dormido, y decidí irme. El núnca más despertó.




- ¡Uuuuuuuf!- respiré aliviado- mañana se lo llevaré al editor.

- ¿No te parece exagerado?- me preguntó Edison.

- ¿Qué cosa?

- ¿No es demasiado fantástico?, es imposible que exista un mundo así.

- Esa es la gracia- le pude contestar. Tenía razon.

Aquella mañana, un extraño zumbido se dejaba sentir desde hacía rato, en el pueblo de Eastnord, mientras los pequeños mamíferos revoloteaban cantando alegremente.

No recuerdo.

Leave a Reply